Crear un curso e-learning puede parecer sencillo. Basta con digitalizar una presentación en PowerPoint, añadir un vídeo explicativo o subir unos cuantos PDFs a una plataforma y…listo. ¿O tal vez no?
Lo cierto es que detrás de un buen curso digital hay mucho más que contenido. Hay estructura, hay intención pedagógica, hay decisiones sobre formato, tono, ritmo y experiencia de usuario. Y ahí es donde suelen aparecer los problemas.
Es habitual que los cursos online fallen no por falta de esfuerzo, sino por falta de enfoque. El contenido puede ser excelente, pero si no está bien dirigido, presentado o conectado con quien lo recibe, simplemente no engancha. No se recuerda. No funciona.
La buena noticia es que casi todos estos errores se pueden evitar. No hacen falta grandes inversiones ni tecnologías complejas, sino aplicar una lógica sencilla: pensar en el alumno.
En este artículo repasamos los principales errores que se cometen al diseñar contenidos e-learning. Pero no nos quedamos en el diagnóstico: también ofrecemos claves prácticas para corregirlos y diseñar cursos que aporten valor. ¡Sigue leyendo!
Error 1: No conocer bien al público objetivo
Uno de los errores más frecuentes en la creación de contenidos e-learning es asumir que todos los usuarios tienen las mismas necesidades, conocimientos previos y formas de aprender. Diseñar sin conocer las necesidades de los alumnos implica trabajar a ciegas. Se eligen formatos, tonos y estructuras que quizá no conectan con quienes realmente van a utilizar el curso.
Las consecuencias de esta falta de análisis son variadas, pero todas perjudiciales: el lenguaje puede resultar demasiado técnico o simple, se utilizan ejemplos que no son relevantes o se elige un formato que no encaja con sus hábitos de consumo (por ejemplo, vídeos largos o simulaciones complejas). El resultado es siempre el mismo: desinterés, desconexión y baja retención.
Este tipo de errores comunes en e-learning afectan directamente al impacto del curso. Para evitarlos, el primer paso es segmentar correctamente. ¿Qué nivel de experiencia tienen los alumnos? ¿Qué dispositivos usan para formarse? ¿Qué barreras suelen encontrar al aprender online? Estas preguntas orientan tanto el contenido como la forma. Para ello conviene definir el perfil del alumno mediante encuestas, entrevistas previas o incluso pruebas piloto.
Error 2: Sobrecargar el contenido con información irrelevante
Es tentador incluir toda la información posible en un curso, especialmente cuando quien diseña el contenido domina la materia. Sin embargo, el resultado suele ser contraproducente: una sobrecarga cognitiva que agota al usuario y dificulta el aprendizaje.
El exceso de datos, explicaciones o desviaciones del objetivo principal genera ruido informativo. El alumno no distingue qué es importante y qué no, pierde el hilo y se desconecta. Este es uno de los errores comunes más fáciles de cometer, pero también uno de los más fáciles de prevenir con un diseño adecuado.
La clave está en aplicar el principio de “menos es más”, pero con criterio. No se trata de recortar sin pensar, sino de filtrar. Cada bloque de contenido debe responder a una pregunta esencial. Para estructurar bien el contenido, conviene trabajar desde los objetivos de aprendizaje y construir alrededor de ellos. Así, cada módulo, recurso o actividad tiene una función clara dentro del itinerario formativo.
Error 3: Usar formatos poco atractivos o mal elegidos
Un buen contenido mal presentado pierde impacto. En e-learning, el formato es tan importante como el fondo. La información debe ser correcta, pero también estar bien presentada para que capte la atención, facilite la comprensión y se adapte a las formas de consumo de contenido.
Cuando se utiliza un único formato (por ejemplo, solo PDF o vídeo), se limita la experiencia del usuario y se pierde la oportunidad de conectar con distintos estilos de aprendizaje. Un vídeo extenso y sin dinamismo puede aburrir; una presentación cargada de texto cansa, y un caso práctico demasiado complejo confunde.
Este tipo de fallos son errores comunes en e-learning que afectan directamente a la motivación del alumno. Los contenidos eficaces combinan formatos estratégicamente. Esto implica usar vídeos breves para introducir conceptos, infografías para resumir información clave o actividades interactivas para reforzar lo aprendido.
Error 4: Falta de interactividad y participación
Cuando el contenido solo se presenta de forma unidireccional, sin pausas, sin preguntas o respuestas, el aprendizaje se vuelve mecánico y, en muchos casos, olvidable. La ausencia de interacción genera desmotivación. El alumno se limita a consumir información, pero no se involucra en el proceso. No hay retroalimentación o correcciones. Se pierde así uno de los elementos clave del aprendizaje: la experiencia activa.
Este es uno de los errores que más impacta en la implicación del usuario. Para corregirlo, es fundamental integrar actividades que obliguen al usuario a participar, pensar, elegir y aplicar lo aprendido. Esto puede ir desde preguntas simples de autoevaluación hasta ejercicios prácticos, juegos de rol, simulaciones interactivas o escenarios con toma de decisiones.
Error 5: No integrar evaluación ni seguimiento del progreso
Evaluar no es solo poner una nota al final. En e-learning, la evaluación cumple un papel fundamental para guiar al alumno, reforzar lo aprendido y medir el impacto del curso. Cuando se omite, o se reduce a una prueba aislada al final, se pierde la oportunidad de consolidar el conocimiento y mantener el compromiso del alumno.
Este tipo de descuidos forman parte de los errores comunes en muchos cursos online. Sin un seguimiento, el alumno no sabe si está avanzando o ha comprendido los contenidos. Esto afecta a su motivación, pero también a la calidad del aprendizaje. Sin puntos de control, es fácil seguir avanzando sin haber entendido bien lo anterior.
La solución pasa por distribuir mecanismos de evaluación a lo largo del curso: pequeños tests o actividades tras cada módulo, checkpoints que marquen hitos en el recorrido y, cuando sea posible, retroalimentación inmediata por parte del tutor.
Además, el seguimiento del progreso debe ser visible. Mostrar al usuario lo que ha completado, lo que le falta y cómo evoluciona mejora su percepción de avance.
Error 6: Olvidar la actualización del contenido
Los conocimientos evolucionan, las herramientas cambian y las normativas se actualizan. Un curso que no se revisa periódicamente corre el riesgo de quedarse obsoleto y perder todo su valor.
Entre los errores comunes en e-learning, este suele pasar desapercibido, pero tiene un gran impacto. Cuando el contenido está desactualizado, el alumno lo percibe rápidamente. Detecta referencias antiguas, herramientas que ya no se utilizan o ejemplos que no se ajustan a la realidad práctica. Esto genera desconfianza. El curso deja de parecer útil a ojos del alumno y, por tanto, pierde interés.
Evitar este error requiere establecer un sistema de revisión periódica. No basta con “echar un vistazo” de vez en cuando: es necesario definir un calendario concreto de actualización que permita auditar los contenidos, detectar lagunas y aplicar mejoras. El feedback del alumnado también es clave para detectar qué partes del contenido necesitan revisión. A través de comentarios, evaluaciones y métricas de uso se puede averiguar qué materiales ya no funcionan.
Conclusión
Diseñar contenidos e-learning efectivos no es solo cuestión de dominar una materia. También implica comprender cómo aprenden los alumnos, qué necesitan realmente y cómo guiar ese aprendizaje. El e-learning no es simplemente “pasar contenidos a digital”. Es diseñar experiencias que conecten, motiven, acompañen y transformen. Y en ese camino, es fácil tropezar con errores: algunos pequeños, otros más graves, pero todos evitables si se parte de una buena base pedagógica.
Y detrás de cada uno de esos errores comunes hay una solución que pasa por observar, escuchar y ajustar. Y sobre todo, por recordar que el centro de todo es el alumno.
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